Ciertamente podemos aproximarnos a un instrumento musical sin necesidad de pasar por estudios formales. Somos libres para escoger, aun cuando sabemos que muy probablemente tocaremos un techo bajo a corto plazo, cuando comencemos a escuchar obras que bien podríamos tocar sin mayor esfuerzo, pero en realidad no tenemos las herramientas adecuadas para abordarlas… porque, ¿comenzamos por fragmentos de un nivel intermedio, o quizás aprendiendo un poco de aquí, un poco de allá?…
Cuando el encuentro con un instrumento es autodidacta, generalmente el primer contacto con el material básico al que muchas personas tienen acceso no presenta una línea coherente, progresiva y continua de conocimientos.
Muchos comienzan por tocar tríadas en estado fundamental y con base sobre grados I-IV-V-I para acompañar una melodía, por ejemplo, sin pasar por las fórmulas de los tetracordes para estructurar las armaduras de clave y, por ende, el orden de las escalas; se pasa por alto lo que es definir y comprender todo lo que debemos tener claro sobre un modo Mayor y uno menor, elementos estos que constituyen la base de la música y de cualquier instrumento.
A partir de estos conceptos comenzamos a darle forma a lo que llamamos técnica pianística, si decidimos estudiar piano, pues aquí partimos del estudio de las escalas Mayores, las escalas menores en sus tres formas, no solamente para conocerlas sino para fijar esta información en nuestro disco duro, perfeccionarlas progresivamente a través de estudios adecuados para cada nivel, así como para desarrollar coherentemente nuestro mecanismo de articulación. Lo mismo hacemos con los arpegios y a partir de ellos organizamos las tríadas en todas sus modalidades.
Se trata de un proceso que no es fácil, no es rápido, tiene un valor, pues requiere invertir tiempo y dedicación diaria si se quiere avanzar y adquirir las destrezas necesarias para lograr un contacto verdadero con el instrumento.
Por otra parte, la música nos va a pedir que investiguemos sus fuentes, sus formas antiguas, su historia y la historia de la tierra, nos invitará a buscar información que aparentemente y para muchos no tiene relación con ella, como la literatura, la geografía, las artes pictóricas, es decir, nos va a pedir descubrir cada vez más y más a medida que permanezcamos en sus dominios, y de esta manera nos permitirá agrandar el espectro de todo que percibimos aquí y ahora.
Tendremos que ir más allá, hacia atrás en el tiempo, para que podamos comprender su huella y visualizar lo nuevo que se presenta.
Las columnas sobre las que se sustenta la música no deben considerarse como última o innecesaria opción, pues si es así, seremos una mesa de tres bases y no de cuatro, incompletos.
No podremos apreciar el amplio espectro que ella nos ofrece. Comencemos pues por conocer sus columnas vertebrales y a partir de ahí tomemos la decisión de quedarnos o dejarla a un lado y cambiar de rumbo.
Todo es válido pero esto merece el esfuerzo y las ganas…
Sigamos este u otro viaje, pero sigamos…