Nos lo hemos planteado en secreto muchas veces, o quizás lo hemos compartido con nuestros más cercanos, como también puede haber sucedido que en otros momentos caemos en barrena pues nuestros planes, nuestros objetivos y proyectos se diluyen por los eventos que suceden en nuestro entorno, lo que hace que muera ese impulso inicial y veamos que todos los obstáculos nos superan.
Es probable también que nos hayamos alejado del piano, o hayamos regresado al cabo de un tiempo, o hayamos claudicado para dedicarnos a otra actividad. Como si hubiéramos salido a un viaje sólo de ida.
Todo proyecto personal es un arma de doble filo. Lo visualizamos, lo vamos definiendo en el tiempo, organizamos los eventos que deseamos que sucedan paso a paso, así como debemos tomar en cuenta los posibles inconvenientes que puedan aparecer en el camino.
Por otro lado, este o cualquier otro plan que tengamos entre manos, siempre será susceptible de cambios y giros del destino.
Sin embargo, dentro del propósito que hemos estructurado, debe estar incluido un ingrediente esencial: la voluntad de querer lograrlo y que esto se convierta en una necesidad que nos sirva de impulso.
Sabemos bien que estudiar un instrumento inevitablemente toma tiempo, y en cada fase o nivel por el que transitamos no debemos perder nuestra habilidad para explorar y examinar en qué condiciones vamos avanzando; si cada etapa que superamos nos aporta conocimiento suficiente y adecuado para continuar con un buen nivel en dedos, o si, por el contrario, al evaluarnos observamos que tenemos vacíos y fallas que no vamos a dejar pasar…
En este punto, revisamos y nos preguntamos… ¿cómo va evolucionando nuestro proyecto personal?
En la fase de iniciación adquirimos todo lo necesario para establecer bases sólidas a nivel de lectura y dinámica, y toda la parte técnica que necesitamos para calibrar nuestros dedos.
En la medida en que vamos avanzando en nuestro nivel intermedio abordamos obras más extensas como las sonatinas y las primeras sonatas, a través de las cuales afianzamos el aprendizaje cíclico y temporal, así como estudiamos obras que nos dejan huellas permanentes e imprescindibles como son las de JSBach, entre otros genios.
Pasamos esta etapa, y debemos evaluar de nuevo nuestro tránsito a través de ella… ¿cómo va evolucionando nuestro proyecto personal?
A medida que avanzamos hacia los niveles superiores, se nos presentan retos de mayor magnitud cada vez, y para este momento nuestras destrezas deberían estar “al giorno”, al día, con el menor número de vacíos, pues en este punto del camino necesitamos implementar todo el entrenamiento que traemos detrás.
Una vez más hacemos un alto y evaluamos… ¿cómo va evolucionando nuestro proyecto personal?
Cuando visualizamos un sueño, un deseo, y deseamos que se haga “realidad”, todos los contratiempos y obstáculos deben estar incluidos en el plan. Si lo aceptamos de antemano, nuestros impulsos permanecen pase lo que pase, pues sabremos sortear y redirigir nuestro barco hacia otros puertos que nos ofrezcan más soluciones.
El mundo de la música, del piano, es atemporal como ya lo experimentamos… nosotros no.
Así que nuestros planes debe dibujarse a corto, mediano y largo plazo y con la menor cantidad de escollos posibles.
Entonces, no descartemos nuestra pregunta reveladora… ¿cómo va evolucionando nuestro proyecto personal?
Sigamos este viaje…