Desde los primeros sonidos percutivos, melódicos, armónicos, que surgieron en el principio de los tiempos, las “puestas en escena” en la música, la escultura, la pintura tienen vida propia independientemente del vehículo que las transmite de generación en generación.
A través del tiempo y los espacios, el legado que heredamos de la música para piano en nuestro caso, hasta ahora ha venido impreso en papel, pasando de edición a edición y de una escuela pianística a otra, así como el óleo y la acuarela, la arcilla, el mármol, la piedra permanecen en un museo, en una galería, o rotan eventualmente, pero siempre permanecen vivas, como el alma de sus creadores y la personalidad que las caracteriza. Como si el tiempo del planeta y su geografía se encargan de mantenerlas con vida para hacernos ver que somos esencialmente hacedores y creadores. Tal y como fueron concebidas en su mayoría, se van adaptando a la evolución de las comunicaciones, y se van dando a conocer cada vez con mayor facilidad. Hoy vía web las tenemos a nuestra entera disposición y en miles y miles de versiones y formatos.