Seguramente sabemos que si decidimos ser artesanos de sonidos, dependemos de ellas; sin embargo, ¿estamos al tanto de su potencial, su arquitectura, su alcance, su límite… su peso natural?
Cuando comenzamos a estudiar piano o cualquier otro instrumento, sentimos que nuestras manos y dedos son absolutamente rebeldes!
No acatan órdenes y asumen una posición más loca que otra!
Sobre el teclado nuestros dedos se acuestan, se doblan, se levantan, marchan como soldados, nuestras muñecas permanecen abajo, arriba, hacen movimientos circulares… y allí comienzan nuestros famosos “dolores”.
Desde el principio, debemos aprender que tenemos un peso natural en manos y dedos: “mezzo-forte”.
No importa si las manos y dedos son grandes, pequeñas, si los dedos son cortos, largos, gruesos o delgados; sobre nuestro mezzo-forte natural vamos calibrando el mecanismo de articulación que poco a poco vamos desarrollando, en tanto que vamos aprendiendo a colocar los arcos cerrados, redondos, para articular desde los nudillos y así evitar “tragedias” que al cabo de un tiempo podrían ser irreparables…
Cuando nuestro “equipo de articulación” está en reposo, antes de comenzar el estudio sobre el instrumento, pensemos antes y observemos su posición natural; están ligeramente colocadas en arcos redondos. Ahora bien, ¿si es esa nuestra posición natural, por qué no mantenerla mientras adquirimos más masa muscular, agilidad, y la famosa independencia de los dedos, al hacer nuestros estudios técnicos y el resto del repertorio que estamos estudiando en este momento? A lo largo de la historia se han escrito innumerables estudios para desarrollar toda esta parte técnica, pero siempre debemos tener en cuenta las condiciones de nuestras manos y dedos. Si nos extralimitamos y le exigimos más allá de sus límites a este hermoso diseño con el que hemos sido dotados… realmente lo vamos a lamentar.
Igualmente, cuando estudiamos una obra en diferentes sonoridades, todo piano, mezzo-forte, forte, por ejemplo, estamos equilibrando pesos entre los 10 dedos, sí, pero será más efectivo si en vez de hacerlo mecánicamente, lo trabajamos a consciencia; observando el comportamiento y “la personalidad” de cada dedo, en especial de los 4tos y 5tos… los más rebeldes de la “familia”.
Esos movimientos extraños a la natural morfología de las manos, movimientos que hacemos a veces, como levantar dedos fuera de su arco mientras otros articulan (pobres tendones), o acostarlos o doblarlos, levantar los 5tos dedos (rebeldes por naturaleza), alejar los pulgares del teclado blanco, colocar las muñecas fuera de su centro, fuera de un ángulo de 90 grados que deben formar con el resto del cuerpo cuando estamos sentados frente al piano… todo esto podemos reservarlo para disfrutar una hermosa danza, pero no aquí, pues cada movimiento es energía que debemos reservar para producir los sonidos que deseamos, y para eso acondicionamos toda nuestra arquitectura: para comunicar, expresar a través de nuestras manos, las únicas que tenemos, esos sonidos que nos conducen al mundo sensorial y emocional… el de la música.
Así pues, si dirigimos nuestra atención al movimiento que hacemos con nuestras manos y dedos, ya lo veremos con ojos más cuidadosos… a que sí?
Entonces seguimos este viaje…