¿Alguna vez hemos tomado en consideración eso que conocemos como nuestra capacidad expresiva, o el sentido musical intuitivo, el proceso interpretativo en el piano?
Traemos en este tema a Chopin, quien era profundamente sensible, analítico, muy disciplinado…y siempre será uno de los grandes.
En clase insistía a sus estudiantes en que: “aquel que frasea incorrectamente, es como el hombre que no entiende la lengua que habla”.
Aquí nos referimos a lo que conocemos como Fraseo: la base sobre la cual se desarrolla nuestro proceso interpretativo y una de las formas como la música nos permite expresarnos, establecer una conversación, comprendiendo y profundizando el contenido de las obras que estudiamos a través de la configuración, duración, intensidad y peso de las notas en el tiempo, a través de los espacios que se crean entre líneas melódicas, en los que la respiración juega un papel fundamental.
Y así vamos logrando dar significado a las frases que interpretamos o escribimos, y dejamos a un lado el tocar mecánicamente… hasta nuestras escalas, arpegios, y estudios técnicos: que todo el sonido que proyectemos en el piano nos produzca placer!
Además, cuando investigamos un poco más sobre lo que es el fraseo en la música, encontramos que se nos presentan por lo menos dos corrientes interpretativas para trabajarlo:
una tendencia analítica (análisis musical), que examina las relaciones entre frases melódicas y armónicas desde la simetría y equilibrio de cuanto está escrito, y así se interpreta la obra (mecánicamente, sin pasión), y por otro lado, una intuitiva, que prefiere la verbalidad, el conectar las frases de tal manera que constituyan un diálogo un “fraseo”, un relato de historias o emociones que vamos a transmitir en las obras que tocamos, como es el caso de Chopin y tantos otros grandes patriarcas que dejaron su huella y su firma autógrafa en los diferentes periodos de la historia de la música.
Aquí debemos tratar como complemento, lo que llamamos capacidad expresiva y sentido intuitivo, que son parte esencial en el estudio de un instrumento, y desde sus inicios, pues es condición sine qua non para un músico, despertar y activar estas cualidades, en donde el fraseo es la vía por la que el sonido adquiere emoción, expresión y significado.
Observando técnicamente cada grupo de frases en una obra musical, trabajamos legatos (ligaduras), Staccattos (notas separadas unas de otras, cortas, secas), notas Marcatto (igualmente separadas pero más largas).
Aceleramos un determinado grupo ellas (accelerando), desaceleramos gradualmente otro grupo (ese “cada vez más lento” que llamamos Ritenuto o Ritardando), el cual generalmente va a terminar en alguna cadencia.
Todo este universo de “herramientas” nos ofrece la posibilidad de darle forma expresiva a grupos consecutivos de notas, y asimismo vamos creando texturas sonoras a través de los reguladores de sonoridad: los crescendo y decrescendo.
Así pues, vamos adquiriendo destrezas que nos permiten acercarnos íntimamente y cada vez más a este universo mágico y protector como lo es la música, y descubrimos que el fraseo es la base tanto del lenguaje como de la dinámica de nuestras obras musicales.
Sigamos este viaje de aprendizaje…