Seguramente sabemos que si decidimos ser artesanos de sonidos, dependemos de ellas; sin embargo, ¿estamos al tanto de su potencial, su arquitectura, su alcance, su límite… su peso natural?
Cuando comenzamos a estudiar piano o cualquier otro instrumento, sentimos que nuestras manos y dedos son absolutamente rebeldes!
No acatan órdenes y asumen una posición más loca que otra!
Sobre el teclado nuestros dedos se acuestan, se doblan, se levantan, marchan como soldados, nuestras muñecas permanecen abajo, arriba, hacen movimientos circulares…y allí comienzan nuestros famosos “dolores”.