Como músicos, en algún momento nos hemos preguntado sobre cómo funcionan nuestros procesos de entendimiento, o a través de qué mecanismos asimilamos toda la información sonora que recibimos, y de qué manera la transmitimos cuando hacemos nuestro oficio…Pues bien sabemos que nuestro cerebro permanentemente recibe y archiva sin descanso, sin discriminar. Es por esto que, cuando aceptamos sin filtro todo tipo de información sonora o de otra índole, esto se va convirtiendo en un hábito que nos ofrece una vía cómoda para dejar para después el objetivo de nuestro plan del día, por ejemplo, y así progresivamente vamos perdiendo foco y centro, nos saturamos, nos perdemos en el momento menos pensado, nos bloqueamos, todo se paraliza de pronto... demasiada información... demasiado ruido... y ahora, ¡huyamos sin comprometernos!