En los últimos años se han hecho muchos estudios, y todavía se experimenta sobre todo con grupos de profesionales en áreas como agencias de marketing y comunicación. Se trata de colocar en los espacios de trabajo, un fondo musical con determinadas características, es decir, música “alegre” (Vivaldi), triste o melancólica (Samuel Barber), ansiosa (Gustav Holst), y también en silencio absoluto, sin inducción sonora, para determinar qué calidad de emociones o reacciones se plasman en el transcurso de las actividades creativas en estas áreas, y cuáles son los resultados al finalizar estos ejercicios.
Sonidos de fondo adecuados y armónicos con cada uno de nosotros, reducen el impacto de ruidos o imprevistos externos, pues nos sumergen en un estado creativo, productivo y centrado, con una mínima posibilidad de distracción.