Nuestras memorias son ancestrales y muy remotas. Permanecen y evolucionan constantemente en el rincón más escondido de nuestro cerebro y en cada célula de nuestro cuerpo.
Ahora bien, en algún momento nos hemos preguntado cómo somos capaces de memorizar una obra tras otra, llenas de tantas notas, figuras rítmicas, frases interminables, codas, marcas de pedal, páginas y más páginas… ¿Dónde alojamos esa vasta información, dónde se encuentra la memoria y cómo somos capaces de reproducirla?
Por otro lado, cuando por alguna razón hemos dejado de estudiar piano, cuando lo hemos abandonado por un tiempo y de pronto decidimos retomarlo, y nos sorprendemos porque tocamos muchas obras como si hubiese sido ayer… con total familiaridad y precisión. En la mayoría de los casos sucede así y no logramos comprender dónde alojamos esta vasta información.
Es bien sabido que todos disponemos de una memoria auditiva, una visual y la que guardamos en los dedos. Hasta ahora funcionamos con estas tres, y cuando estudiamos piano, una de ellas suele predominar, a menos que dispongamos activamente de todas ellas… maravilloso!
Así mismo nos pasa que cuando dejamos de tocar una obra y decidimos reiniciarla al cabo de un corto, mediano o largo plazo, los dedos “saben” cómo desplazarse según el orden de las notas con todas sus variantes melódicas y rítmicas, o bien la reproducimos tal y como la vamos escuchando en nuestra mente, o la tocamos repasando visualmente los detalles que están escritos en la partitura… sin tenerla frente a nuestros ojos…
Cuando nos encontramos en esos periodos en que nos sentimos bajos de energia, esos cuando “no me sale nada”, “no lo puedo memorizar”, toman control sobre nosotros, es precisamente aquí donde se nos presenta la gran oportunidad para inventarnos fórmulas para lograrlo, para salir del momento difícil y crear nuestra solución personal. Al mismo tiempo nuestras memorias entrarán en acción si nos conectamos con ellas y comprendemos que todo es posible.
Sabemos que hay varias formas para memorizar cualquier cosa, pero lo esencial aquí es que cada uno de nosotros descubra su “fórmula personal”, por muy loca que sea, no importa, pero será la que va a funcionar en todo momento, y nos permitirá comprender y conectarnos con ese mecanismo maravilloso que es el de nuestras memorias ancestrales, y desarrollar todo su potencial.
Estamos solos frente al piano, nadie nos cuestiona, nadie nos observa. Somos libres y todo lo que se nos ocurra será válido para memorizar todas las obras que guardaremos en nuestros “archivos”…
Seguimos el viaje…