Si tomamos la decisión de estudiar piano formalmente hablando, bajo la tutela de un maestro y siguiendo los programas que corresponden a estos estudios progresiva y consecuentemente, es muy importante que sepamos que hay compositores de los que no podremos prescindir si queremos avanzar y lograr nuestro objetivo, y adquirir las destrezas que necesitamos para ser músicos integrales.
¿Por qué?
Pues ellos representan los fundamentos de nuestra formación pianística y musical.
Sentaron las bases de la teoría y la armonía que estudiamos aún hoy en día, y en la medida en que los escuchamos, analizamos sus obras, las interpretamos, vamos archivando esa valiosa información que nos permitirá ser buenos ejecutantes, docentes y compositores… dadores e integradores… Aprendemos que sumar es lo más importante.
De la misma manera, vamos comprendiendo el valor de la constancia y la necesidad de organizar nuestros espacios y tiempos para trabajar y aprender.
¿Qué particularidad tienen estos compositores, por la cual pasamos una y otra vez a lo largo de nuestros estudios?
Pues condensaron y desarrollaron la armonía que se conocía hasta el tiempo en el que vivieron, y sin saberlo, sentaron las bases para los períodos subsiguientes y crearon un sustrato que permitió abrir las puertas a la posibilidad de añadir más elementos melódicos, armónicos, rítmicos que se han ido depurando, y han permitido el surgimiento de nuevos estilos.
Sin embargo, cuando decidimos estudiar “desde el principio”, quiere decir que vamos a comenzar “desde el principio”, sin saltar conceptos ni pasear de un lado al otro. Mantener la secuencia y la coherencia es esencial si queremos lograr el éxito aquí.
A mi juicio, la música “es” antes de JSBach y después de JSBach… Juan Sebastián Bach, el padre y el genio de la armonía. Es cierto que antes de él muchos compositores fueron artífices, magos y precursores de la música.
Buxtehude fue su predecesor y un gran maestro y compositor, y a muchos como él los adoramos y continuamos estudiando con devoción.
Pero Bach fue el Gran Arquitecto de estructuras y fórmulas armónicas y melódicas perfectas!
Cuando memorizamos una obra tras otra a lo largo de nuestras vidas, nuestro cerebro va cambiando químicamente, por decirlo de alguna manera, y cuando componemos, entendemos que es imprescindible tener esa información en nuestro disco duro.
Igualmente, cuando Chopin, Brahms, Rachmaninoff, Debussy, Ravel, pasan por nuestros dedos y nuestro cerebro, producen cambios radicales en nosotros.
Así, cuando nos sentamos en el piano a trabajar desde las escalas, pasando por el Clave Bien Temperado y tantas otras joyas que nos permiten crecer y transformarnos, vamos sembrando un camino diferente para nosotros y poco a poco experimentamos la diferencia.
Seguimos en este viaje de descubrimientos…