¿A qué llamamos “método convencional, tradicional”?
Muchos de nosotros aprendimos bajo la tutela de programas y sistemas estructurados desde principios de siglo XX, concebidos por grandes maestros, músicos y pedagogos de la época.
Ahora bien, en este momento nuestro panorama está cambiando cada vez más rápido hacia un “no sabemos hacia dónde o por cuánto tiempo más”, por lo cual cabe preguntarnos entonces si continuarán vigentes las estructuras tradicionales de enseñanza, no sólo para el piano sino para todo lo demás, y si debemos mantenerlas tal y como están o nos corresponde tocarlas para depurarlas y hacerlas más efectivas…
Sobre todo porque hemos adoptado el modo online para casi todas las actividades que hasta hace poco hacíamos presenciales, y en este rubro incluimos la enseñanza en todas sus modalidades, y la información sea cual sea está a nuestra completa disposición, lo cual facilita totalmente aprender lo que queramos en tiempos mucho más cortos… preferiblemente si sabemos discriminar, cuestionar y escoger bien todo lo que pasa delante de nuestros ojos y perciben nuestros oídos… “que no nos consuma lo que consumimos”, como dice un gran creativo a quien sigo desde hace un tiempo y por quien profeso gran admiración.
Siguiendo el patrón de nuestro pensamiento divergente, es decir, ese que ejercemos naturalmente cuando unimos dos o más ideas incompatibles, distantes y hasta antagónicas, para generar una nueva y muy distinta que generalmente supera a aquellas que le dieron vida, cuando examinamos en paralelo la metodología tradicional de la enseñanza de la música y su historia, su teoría y armonía, y de todos los instrumentos, con esto que se nos abre vía online que llegó para quedarse, hallamos que también entramos en revisión y análisis de programas y dinámicas de estudio y tiempos de aprendizaje, en nuestro caso en todo lo que concierne al piano.
La costumbre nos ha organizado de tal manera, que en un tiempo establecido de un año de diez meses calendario, en un pénsum de estudios académicos necesitamos cubrir una parte técnica para adquirir las destrezas que requiere el programa que asignamos a nuestros estudiantes, y una parte de repertorio que comprende desde el barroco hasta siglo XX.
En este punto, la parte académica debe entrar en revisión y cuestionamiento permanente, pues nuestra mentalidad y capacidad de “absorción” de conocimientos son mucho más aceleradas y más aún, unido esto al fácil acceso de información del que disponemos ahora.
Lo que no quiere decir que vamos a disminuir el nivel de exigencia en los resultados sino que vamos a reorganizar a consciencia el tema escalas y arpegios, estudios técnicos y el resto de nuestros programas convencionales, de tal manera que los hagamos posibles en el tiempo, completos y mucho más efectivos.
Podemos escoger obras que, dentro de cada nivel de estudios, representen un avance técnico e interpretativo con peso específico, importante, relevante, en vez de obras aisladas que “rellenen” cada programa de piano; pocas pero imprescindibles.
Podemos trabajar un año convencional de instrumento en un periodo de seis meses consecutivos, sí y sólo sí marcamos un plan y una estrategia para que nuestros estudiantes trabajen día a día logrando metas cortas dentro de un objetivo claro.
¿Será una guillotina para nuestros estudiantes?
¿Tendrán que estudiar como locos para llegar a la meta?
La respuesta es no.
Los docentes debemos entrenarnos para organizar planes de estudio según las capacidades y el tiempo del que disponen nuestros alumnos, y entregarnos 24 x 7 a seguir el camino de ese plan.
Estar atentos y abiertos a todos los requerimientos y ofrecer soluciones efectivas para cada “piedra en el camino”, y para esto, debemos entrar en reflexión.
Será mucho más difícil para nosotros pues tenemos que explorar todas las posibilidades que se acerquen a solucionar problemas para cada par de manos que están bajo nuestros cuidados pero… cuando veamos que nuestra meta está cumplida, podremos celebrar en grande… valió la pena!
Y sip, los métodos convencionales funcionan en tanto en cuanto puedan examinarse y depurarse para que se adapten a nuestro tiempo… ¿Estás de acuerdo?
Y sigamos este viaje de revisión y encuentros…