Muy importante analizarlo, pues los músicos dependemos de ellas.
Ahora bien, ¿sabemos realmente cuál es su potencial y su alcance?
Si nos habituamos a “entrenar” todos los días, ya sabemos cómo, al principio sentiremos que las manos no están calibradas en articulación y peso, pues han estado en reposo por un tiempo; están relajadas.
A medida que vamos trabajando, en arco cerrado primero, luego progresivamente en arco abierto, percibimos que van adquiriendo más agilidad, pero más peso también.
Al final de nuestro training, muchos de nosotros sentiremos que nuestras manos se han convertido en las “super manos”; más voluminosas, con mucho más peso y agilidad, y sin rastro de molestias o dolor… si lo que hemos trabajado ha sido correcto para ellas.
Cuando observamos en detalle esta maravillosa arquitectura, en nuestro caso cuando estamos estudiando, ¿nos hemos dado cuenta de que nuestro peso natural es mezzo-forte?
Por más pequeñas o delgadas que sean, nuestras manos tienen ese peso específico, porque no fueron diseñadas para trabajos delicados y sublimes, sino para cargar peso y manipular todos o casi todos los objetos, y para eso se requiere resistencia y agilidad, que es lo que desarrollamos los artesanos del sonido.
Llevamos nuestra capacidad motora a mayores niveles para tocar no sólo con mayor fluidez sino para abordar obras complejas y repertorios extensos que requieren de nuestras manos esa nueva condición que logramos a través del entrenamiento diario.
Lo que no quiere decir que extralimitemos su capacidad; por el contrario, tomando consciencia de esta característica, aprovechemos todo el legado pianístico que hoy tenemos al alcance de nuestras manos, para desarrollarlas y llevarlas a un buen nivel de mecanismo, sin violentar este hermoso diseño.
Cuando estudiamos una obra en diferentes sonoridades, todo piano, mezzo-forte, forte, por ejemplo, estamos equilibrando esos pesos entre los 10 dedos, sí, pero será más efectivo si en vez de hacerlo mecánicamente, lo trabajamos a consciencia; observando el comportamiento y “la personalidad” de cada uno, en especial de los 4tos y 5tos… los más rebeldes de la “familia”.
De igual manera, cuando trabajamos nuestro instrumento, los movimientos extraños a la natural morfología de las manos, movimientos que hacemos a veces, como levantar dedos fuera de su arco mientras otros articulan (pobres tendones), o acostarlos o doblarlos, levantar los 5tos dedos (rebeldes por naturaleza), alejar los pulgares del teclado blanco, colocar las muñecas fuera de su centro, fuera del ángulo de 90 grados que forman con el resto del cuerpo… todo esto podemos reservarlo para disfrutar una hermosa danza, pero no aquí, pues cada movimiento es energía y debemos reservar para producir los sonidos que deseamos, y para eso acondicionamos toda nuestra arquitectura, para comunicar, expresar a través de nuestras manos, las únicas que tenemos, esos sonidos que nos conducen al mundo sensorial y emocional… el de la música.
Sigamos pues este viaje de exploraciones y descubrimientos. ¿Nos acompañas?