Chopin decía a sus estudiantes que: “aquel que frasea incorrectamente, es como un hombre que no entiende la lengua que habla”.
Entonces, ¿a qué llamamos Fraseo en la música?
Pues es una de las formas a través de la cual la música nos permite expresarnos; uno de los lenguajes que ella nos muestra para que podamos comunicar nuestras emociones a través de la configuración, duración y peso de las notas en el tiempo.
De esta manera logramos dar significado a las obras que interpretamos o escribimos.
Y como en todo, se nos presentan por lo menos dos corrientes interpretativas para trabajarlo: una tendencia analítica (análisis musical), que expresa las relaciones entre frases melódicas y armónicas desde la simetría y equilibrio de cuanto está escrito, y una intuitiva, que se inclina más hacia la verbalidad, el hilar las frases de tal manera que constituyan un diálogo, o un relato de historias o emociones (en el caso de Chopin y tantos otros grandes patriarcas de la historia de la música).
Técnicamente y observando cada grupo de frases, trabajamos legatos o ligaduras, notas separadas unas de otras, cortas, secas, que son los staccato; notas Marcatto, igualmente separadas pero más largas.
Aceleramos un determinado grupo ellas, accelerando, desaceleramos gradualmente otro grupo, ese “cada vez más lento”, el cual generalmente va a terminar en alguna cadencia, a lo que llamamos Ritenuto, Ritardando.
Todo este universo de herramientas, nos ofrece la posibilidad de darle forma expresiva a grupos consecutivos de notas, y así mismo vamos creando texturas sonoras a través de los reguladores de sonoridad: los crescendo y decrescendo.
Así pues, vamos adquiriendo destrezas que nos permiten acercarnos íntimamente y cada vez más a este universo mágico y protector como lo es la música.
Sigamos este viaje…