Los compositores del barroco representan para nosotros un gran aprendizaje en todo lo que es la lírica, la poesía, lo onírico.
En sus líneas melódicas percibimos luces y sombras exaltadas, lo fastuoso, la ornamentación, fiorituras enrevesadas, la riqueza y voluptuosidad de las texturas sonoras y hasta visuales.
Todo esto en cada obra y pasando por nuestras manos, dejando huellas en nuestra forma de percibir la vida de una manera distinta cada vez.
Domenico Scarlatti, napolitano, nacido en 1685 y radicado en España durante los últimos años de su vida, representa esta magnificencia y nos invita a comprender y a participar en esta tumultuosa y ornamentada parte de la historia de la música.
Entre su joyero, encontramos alrededor de 555 sonatas para teclado, en su mayoría escritas para clavecín y los primeros pianofortes, y podríamos decir que son las antecesoras de las sonatas para los siguientes períodos.
Entre estas sonatas encontramos también, cuatro para órgano y otras para pequeños grupos instrumentales, aunque no sabemos la fechas exactas en que fueron escritas.
Aquí encontramos una marcada influencia española y lo vemos en sus notas repetidas rápidamente simulando la guitarra, además de discordancias audaces y progresiones armónicas nada convencionales; aspectos que van a marcar un hito en los años siguientes.
Su legado comprende también óperas, sinfonías, cantatas, un Stabat Mater (año 1715), un Salve Regina (1757). Esta última aparentemente será su última composición. Muere en Madrid en ese año, a sus 71 años.
Cuando estudiamos sus sonatas para piano trabajamos toda esa parte de escalas, arpegios, ornamentos, muchas veces grandes distancias entre unas notas y otras, y todo esto lo colocamos al servicio de sus ideas y una estructura binaria que a veces se sale del patrón establecido en la época.
Ahora bien, lo más importante es que estas obras breves pero muy condensadas nos preparan para abordar otras más extensas, pero no menos llenas de contenido y profundidad.
Estudiando a Scarlatti aprendemos un estilo “baroc” tardío, y esto nos deja una información y una preparación esencial para el resto de nuestro repertorio, así como también, nos invita a indagar sobre costumbres, tendencias, geografías y emociones que marcan esa época repleta de colorido…
y nos deja un sello más para seguir nuestro viaje de descubrimientos…