Esta parte de la enseñanza en el aprendizaje del piano es una de las más complejas que tratamos, pues no todos somos iguales, las necesidades del propietario de cada par de manos, su estado de ánimo, sus anhelos, sus sueños, sus gustos, sus miedos, son únicos, tanto como ese par de manos con que contamos para moldearlas y ponerlas “a tocar”.
No podemos planificar un programa pensando fría y matemáticamente para todos nuestros estudiantes; nuestra responsabilidad es observar, escuchar, intuir, para ir más allá de lo que percibimos en el otro, y así poder acercarnos a sus verdaderas necesidades y limitaciones y ayudar a solucionar y a desarrollar esas habilidades, que después van a servir a otros a su vez, y cada vez mejor, con el paso del tiempo.
Manos pequeñas, grandes, dedos cortos y gruesos, largos y delgados, mano cuadrada, mano angular, manos pesadas, manos ligeras…
No todo el vasto repertorio con el que contamos es adecuado para todas las manos, pero sí es necesario organizar un plan de trabajo con estudios que ayuden a desarrollar las destrezas que cada nivel de estudios requiere, destrezas físicas pero también “anímicas”; recordemos que vamos “creciendo” en conjunto, como un todo.
Si investigamos un poco encontraremos que grandes pianistas como Czerny, Hanon, Clementi, Cramer y Brahms, entre otros, son imprescindibles para adquirir una base técnica de dedos desde los primeros niveles de estudios hasta el nivel intermedio aproximadamente.
En sus épocas y tiempos, ellos cimentaron bases muy importantes dentro de todas las diversas escuelas pianísticas que fundaron y adquirieron solidez, y nosotros, como seguidores de ese gran legado, estudiamos y enseñamos sus obras continuamente, pues sabemos que esta herencia es atemporal… funciona, soluciona, perdura a través del tiempo.
Por otra parte, no podemos obviar el estudio de las escalas y arpegios en todas sus modalidades y en sus múltiples maneras de trabajarlas… esta es condición sine qua non para el acondicionamiento y desarrollo del mecanismo de articulación, y de igual manera su práctica será atemporal a lo largo de nuestras vidas.
Así entonces, esta parte que llamamos en nuestro caso, “entrenamiento básico”, forma parte esencial de todos los programas de piano, a los que se anexa el resto de las obras que deben estudiarse y que corresponden a diversas épocas de nuestra historia de la música: barroco, renacimiento, clasicismo…
Seleccionar y organizar estos estudios conforme se va avanzando generalmente queda al criterio de cada maestro según la escuela pianística a la que pertenece, pero lo importante es tomar consciencia de la morfología de las manos de nuestros estudiantes, y revisar con claridad qué sirve y qué no para ellas… qué sirve y qué no para quien las posee.
Hay que investigar; tenemos la tecnología a nuestro favor; todos tenemos un tiempo de aprendizaje y requerimientos particulares que podemos solventar pero siempre necesitaremos asesoramiento de un maestro; con los tutoriales de youtube podemos aclarar ciertas dudas y aprender aisladamente puntos que nos interesan, pero el cuadro completo de un programa de piano y sus materias complementarias… nop.
Sigamos en este viaje de búsquedas y encuentros…