En cualquier área, la docencia es uno de los caminos más delicados y comprometedores que podemos escoger.
Cuando decidimos enseñar, asumimos la responsabilidad de formar no sólo futuros docentes, sino pianistas ejecutantes, compositores y productores musicales.
Más allá de todo esto, nuestro gran compromiso es el de formar seres empáticos e interesados en “el otro”, buscadores, investigadores; pianistas entrenados para ampliar sus propios horizontes, aumentar y complementar su conocimiento musical con otros estudios que puedan enriquecer su actividad como docentes.
Actualmente, la tecnología y el aprendizaje online juegan un papel imprescindible en este campo, y por consiguiente el pianista que hoy se forma como docente debe prepararse para abordar e impartir el conocimiento de una manera muy clara, con reglas ciertas, fáciles y precisas por esta vía virtual.
Si bien es cierto que el contacto presencial siempre ha sido importante, más lo es el entrenamiento que tenga el pianista docente de lograr que la interacción con sus estudiantes sea muy efectiva y de óptima calidad; es por eso que debe estar debidamente preparado para observar, escuchar y solucionar con mucho mayor precisión y sin divagar en sus indicaciones.
Traemos a este punto la importancia del cuestionamiento de todo lo que se aprende, pues si no se reflexiona, se re-escribe y se cuestiona aquello que se asimila, no tendrá ni un sustrato ni una convicción profunda para el momento de llevarlo a la enseñanza.
Existen muchos métodos hoy en día para formar docentes en todos los campos, pero nuestro cerebro, nuestro disco duro, procesa ideas organizadas, cartesianas, sencillas y basadas en un razonamiento coherente y lógico; mientras más sencilla, clara y ordenada es la explicación, más fácilmente podrá asimilarse, aprovecharse y ponerse en práctica con seguridad, y este adiestramiento será parte esencial para mantener la calidad y la excelencia en la enseñanza.
Esto se lee muy agotador… y lo es… porque además de los métodos tradicionales de formación, ahora debemos preparar a nuestros pianistas para enseñar dentro del mundo maravilloso de la tecnología del momento, y someter a experimentación y renovar todo aquello que hemos aprendido hasta ahora para depurarlo y simplificarlo.
La formación de pianistas docentes hoy en día es un gran reto, un gran desafío, una gran bendición, pues ya se borraron nuestras fronteras y podemos comunicarnos y compartir nuestro conocimiento sin ningún impedimento.
Estamos montados sobre las olas de estos nuevos caminos y metodologías, así que sigamos este viaje…