Cuando hacemos Danza, lo primero que trabajamos en clase es la colocación postural, el calentamiento, músculo por músculo, recolocamos el cuerpo y lo preparamos para hacer miles y miles de movimientos, unos más posibles que otros, pero sabiendo y confiando que nuestro “equipo de trabajo” está listo para entrar en esta dimensión espectacular como lo es el movimiento corporal.
Sería maravilloso hacer esto antes de comenzar, o el día, o cualquiera de las actividades que desempeñamos en nuestro cotidiano. Comprobaríamos que poco a poco van cambiando muchas formas de ver nuestro entorno y a nosotros mismos, y nos llenaríamos de una gran energía creativa.
Ahora bien, casi todo el tiempo pensamos en la técnica pianística con terror y pánico. Por qué?
Porque somos víctimas del mito de las “altas temperaturas”, es decir, tocar como Mr. Speedy González: así habremos llegado a la cúspide de la interpretación.
Pensamos que lograr escalas, arpegios, estudios técnicos y todo lo demás a una gran velocidad, al último punto del metrónomo, es el sueño dorado de todo pianista… nada más lejos de la verdad.
Trabajar lentamente, muy lentamente, hace que podamos desarrollar tempos, pesos y articulación equilibrados, y al aumentar progresivamente la velocidad, lo haremos con una gran facilidad, porque la información que enviamos al “disco duro” fue exacta y precisa. No hubo equívocos en el procesamiento de la información.
La técnica pianística no es más que un entrenamiento diario, lento, bien pensado, de una parte de todo un programa de estudios que ayudan a desarrollar un par de manos que cada vez serán más diestras para abordar una o varias, o muchas obras musicales de relativa y elevada dificultad.
Escalas y Arpegios? Sip.
Pero sólo depende de lo que nuestras manos (edición única, por eso hay que considerarlas y no someterlas a torturas terribles de estiramientos y aberturas fantasmagóricas), y ánimo necesitan en este momento.
Siempre y cuando comencemos con “arco cerrado de dedos” y una colocación relajada y bien posicionada, al cabo de poco tiempo veremos buenos resultados.
En última instancia, todo esto se trata de llenarnos de alegría y goce, no de competir a ver quién le gana a Speedy y a Hulk (en caso de tocar muy Forte y mientras más golpeado mejor).
Aventurémonos a experimentar un entrenamiento sabio y placentero, de tal manera que cuando lo terminemos día a día quedemos repletos de música y satisfacción.
Sigamos este viaje…