¿Estamos preparados para aceptar este cambio?
Cada año que transcurre en nuestras vidas, nos invita a abrir nuevas puertas hacia muchas transformaciones y cambios que, queridos o no, nos están llamando a capítulo.
Entre estos muchos, también toca la enseñanza en todas sus modalidades.
En estos momentos continúa la polémica entre recibir clases vía web o preferir las presenciales.
Entonces cabe preguntarnos, ¿cuáles son más efectivas? ¿cuáles cumplen mejor su finalidad? ¿aprendemos mejor con unas o con otras?
Pareciera que estamos sentados como espectadores en las gradas de un rin de boxeo, pero lo que probablemente no se está visualizando es la balanza para sopesar y evaluar los pros y contras de ambas.
¿Qué nos hace sentir más cómodos a la hora de recibir una clase de piano?
¿Estar físicamente en un espacio con nuestro maestro o estar conectados a través de una pantalla?
La clase presencial sigue siendo un contacto inmediato y emocional, en la que los ánimos maestro / alumno interactúan muy en vivo y en directo, y en la que generalmente se pueden producir resultados muy efectivos.
Ahora bien, muchos censuran las clases virtuales pues no ven estos aspectos de efectividad y cercanía entre los participantes.
Lo que no se ve es la gran oportunidad de establecer vínculos entre seres muy diversos que habitan diferentes países y comulgan con culturas y tradiciones muy disímiles, y sumarnos en un interés común como lo es la música, el estudio, el aprendizaje del piano o cualquier otro instrumento o disciplina, y sus materias complementarias.
Con esta oportunidad que se nos brinda ahora podemos lograr una conexión, una comunicación, un entendimiento muy claro, fresco, y también emocional y anímico entre una gran cantidad de personas con intereses afines… en la distancia.
Otro de los aspectos que observamos es que ambos, maestro y estudiante, están en el espacio que les es familiar y cómodo, lo que hace que exista un relax y una mejor apertura a dar y recibir conocimiento, sea cual sea.
Ahora bien, quien decide aventurarse a enseñar vía web, tiene quizás mayor responsabilidad porque debe reevaluar tanto conocimientos como experiencia, y debe desplegar la mayor cantidad de energía en enfocarse y concentrarse para resolver problemas y dar la información necesaria para que el resultado sea óptimo e impecable.
¿Desgaste de energía? Totalmente y siempre; tanto en una presencial como en una virtual!
Pero si ya tenemos un buen camino recorrido en esto, veremos claramente la diferencia entre una forma y otra para enseñar, pues haciéndolo en nuestro espacio y sin necesidad de desplazarnos físicamente, contamos con todo nuestro material (que entregamos vía web), y bagaje para que nuestras clases cumplan su propósito esencial: compartir nuestra experiencia y conocimiento y aportar soluciones.
¿Y la interacción emocional entre maestro / estudiante?
Será exactamente la misma con toda seguridad!
El único cambio (que es maravilloso, mágico), es transportarnos a través de la web a distintas partes del mundo y compartir nuestro amor por la música, y agrandar la familia cada vez más.
Probablemente volveremos a las clases presenciales en algún momento, pero después de experimentar esta forma de enseñar y aprender… no lo pensaríamos con más atención?
¿Cuál prefieres tú? ¡Lancémonos en este viaje también!