Muchas veces la palabra formalidad se escucha bastante tenebrosa y complicada.
Esto se manifiesta y acompaña muy de cerca a lo que significa asumir un compromiso, al que huimos la mayoría de nosotros pues no deseamos comprometernos con nada ni con nadie, y mucho menos en estos tiempos tan inciertos y cambiantes.
¡Grave error! Si la evasión la tomamos como un hábito, aún en tiempos convulsos, entonces la vida pasará por encima de nosotros y no a través nuestro, y dejaremos de experimentar aquello que venimos a aprender, y con toda seguridad nos hará más completos.
El primer compromiso formal se inicia con nosotros mismos, con nuestro día a día, y a partir de allí con todas las actividades que realizamos a corto, mediano y largo plazo.
Igualmente formales deberían ser nuestros estudios, todos ellos, pues implica tiempo, dinero y esfuerzo invertidos, y al final, siempre esperamos resultados satisfactorios y metas cumplidas.
Si flexibilizamos y relajamos la enseñanza y cualquier otro ejercicio que aprendemos, difícilmente producirán ese resultado óptimo al que se le pueda sacar provecho eventualmente, y en caso de ejercer como profesionales, la continuidad, calidad y coherencia de aquello que hayamos estudiado es imprescindible… consideremos la competitividad y la excelencia, inevitables en todo lo que hagamos.
Cuando asumimos el compromiso de enseñar a tocar un instrumento, todos estos elementos son cruciales a la hora de ponerlos a funcionar en nuestro campo de trabajo.
Mucho estudio, análisis, revisión de conceptos, ensayo y error con nosotros mismos hasta que damos con una destreza o una solución satisfactoria y efectiva, mucho cuestionamiento para desechar aquello que no funciona, una búsqueda diaria de información que nos complementa lo que ya sabemos, escoger una técnica específica para un par de manos que no se aplica a otro par de manos, aprender a detectar un problema o una falla y encontrar la solución a través de todo lo que hemos estudiado y experimentado, reestructurar una y otra vez programas de piano, teoría, armonía, historia de la música, que han quedado desactualizados y es por eso que la investigación diaria es condición sine qua non…
Este sin fin de aspectos debemos cubrirlos en su totalidad, y al momento de enseñar nuestro oficio, desplegamos todo este bagaje de experiencia adquirida con esfuerzo continuado.
Es por esto que no podemos relajar un ejercicio tan delicado como la enseñanza, de un instrumento o de cualquier otra actividad, y la formalidad nos compromete a funcionar y solucionar, nos ayuda a hacer un seguimiento continuado de nuestros estudiantes, y nos da una inmensa satisfacción cuando disfrutamos los logros y avances.
Consideremos dar un vuelco a este maravilloso viaje, y examinar aquello que realmente queremos aprender, y calibrarlo en su justa dimensión…