Honfleur, Francia.
Honfleur es una comunidad localizada en la desembocadura del río Sena, dentro del departamento normando de Calvados.
Ubicada en la parte sur del estuario del río, en contacto con el mar y sustentada por unas tierras relativamente ricas; por su posición estratégica fue asediada y tomada durante la guerra entre Francia e Inglaterra que conocemos como la guerra de los cien años (1337 – 1453), guerra que resulta con la derrota de Inglaterra y por consiguiente el retiro de sus tropas de tierra francesa, salvo el paso de Calais para ese entonces; en los años siguientes seguirá siendo un punto geográfico controvertido, y actualmente funciona como puerto, como distribuidor y generador de energía, y tratamiento y distribución de aguas potables.
El 17 de mayo de 1866, en Honfleur, nace también un muy controvertido personaje: Éric Alfred Leslie Satie, o Eric Satie; compositor, pianista, precursor del minimalismo y el impresionismo, antiwagneriano, influencer del cubismo y el dadaísmo, pensador y escritor elocuente, precursor del teatro del absurdo, de la música repetitiva, y en palabras del compositor Darius Milhaud (1892-1974), “…Satie profetizó el mayor movimiento en la música clásica que aparecerá en los próximos cincuenta años dentro de su propia obra musical…”; tal y como lo han hecho, entre otros, Phillip Glass, los hermanos Eno, Hans Zimmer, Olafur Arnalds en siglos XX y XXI.
Odiado, rechazado, admirado. Los inicios de su formación musical fueron muy irregulares; por “falta de talento” no es admitido en el conservatorio de París, aun cuando es aceptado finalmente en 1885 pero igualmente sin un final feliz.
Cuando decide mudarse a Montmartre comienza a tocar en cabarets, donde conoce y establece una estrecha amistad con diversos artistas como el poeta romántico Patrice Manuel Contamine (1867-1926), y en el Chat Noir conoce al gran Claude Debussy (1862-1918).
En este periodo escribe sus Gymnopédies, Ogives, Gnossiénnes, entre otras maravillas, y continúa dedicado a la música de cabaret.
Aquí se va definiendo su estilo creativo, único e irrepetible, su irreverencia que genera una gran inventiva y creatividad.
En 1891, su inquieto espíritu de búsqueda y versatilidad lo llevan a convertirse en compositor oficial y maestro de capilla de la orden rosacruz, liderada por Joséphin Péladan (1858-1918), la Ordre de la Rose-Croix Catholique, du Temple et du Graal, para las cuales escribe obras de inspiración mística, como Salut Drapeau!, Le Fils des étoiles, y Sonneries de la Rose Croix.
Para ese entonces conoce al joven Maurice Ravel (1875-1937), después grande entre los grandes, en cuyas primeras composiciones ejerció Satie una notable influencia, al igual que en Debussy.
Ganándose la vida como pianista de cabaret (1899), adapta obras populares para piano, piano y voz, que constituyen un legado esencial en nuestro repertorio: Je te veux, Poudre d’or, La diva de l’empire, Le Picadilly, entre tantas otras no menos importantes, y curiosamente hacia 1920 decide rechazar todo este precioso periodo intensamente creativo, haciéndola ver perversa y contraria a su naturaleza.
Satie marca una dinámica muy particular entre el compositor, el ejecutante y su público; hace ver que, para evitar el aburrimiento, el compositor no debe restarle tiempo a sus oyentes, más del estrictamente necesario, y es por esto que sus composiciones son cortas, armónicamente estructuradas hacia la forma sonata.
Por otra parte, introduce comentarios, textos y sugerencias escritas sobre sus partituras, deja de usar líneas divisorias entre compases, utiliza una armadura para clave de sol y otra para clave de fa; acerca visualmente al oyente y se hace cómplice del ejecutante creando este lenguaje codificado en sus indicaciones de carácter… todos estos elementos caracterizan su obra y musicalmente representan un ícono en la vanguardia francesa de la época, y hacia el futuro, como decía Milhaud… así ha sido.
Gran amigo de Jean Cocteau (1889-1963, poeta, novelista, dramaturgo, pintor, ocultista, diseñador, crítico y cineasta francés, muy importante en la vida de Satie), con quien trabaja en varias puestas en escena como en el ballet Parade, que estrenaron en 1917 los Ballets Rusos de Sergei Diaghilev (1872-1929), con decorados y vestuarios de Pablo Picasso (1881-1973), y coreografía de Léonide Massine (1896-1979).
Así mismo, trabaja en varios proyectos con el cubista Georges Braque (1882-1963), a quien conoce a través de Picasso, y no podemos pasar por alto la participación de Satie en el Dadaísmo y la vanguardia artística de este movimiento hacia 1922.
Todo este bagaje de encuentros y participaciones nos lleva a concluir que Satie llevó su música a los límites insospechados de lo que representa la comunicación musical… “volteó la mesa y trabajó sobre ella”.
Así entonces, con este intenso y audaz ejemplo de vida, aceptamos que la música se cuela por todas las aberturas, recovecos y espacios desocupados… y ocupados, de cualquier manifestación del arte y nuestro cotidiano, de los estilos que están en el tapete y los que están naciendo contra la corriente o sumisos a ella… estos últimos nunca llegan a florecer con vida propia, a menos que se rebelen y cuestionen…
Nació en Honfleur y heredó su geografía asediada durante siglos, y su audacia para sobrevivir y convertirse en “un nuevo” cada vez.
Así es la música; entretiene, sufre, se regenera y se recrea a sí misma, y nosotros somos sus ejecutores…
¿Qué es la música, el piano para ti? ¿Qué te hace querer que esté en tu vida?
Sigamos entonces este viaje de audacias e inventos…