Desde los primeros sonidos percutivos, melódicos, armónicos, que surgieron en el principio de los tiempos, las “puestas en escena” en la música, la escultura, la pintura tienen vida propia independientemente del vehículo que las transmite de generación en generación.
A través del tiempo y los espacios, el legado que heredamos de la música para piano en nuestro caso, hasta ahora ha venido impreso en papel, pasando de edición a edición y de una escuela pianística a otra, así como el óleo y la acuarela, la arcilla, el mármol, la piedra permanecen en un museo, en una galería, o rotan eventualmente, pero siempre permanecen vivas, como el alma de sus creadores y la personalidad que las caracteriza. Como si el tiempo del planeta y su geografía se encargan de mantenerlas con vida para hacernos ver que somos esencialmente hacedores y creadores. Tal y como fueron concebidas en su mayoría, se van adaptando a la evolución de las comunicaciones, y se van dando a conocer cada vez con mayor facilidad. Hoy vía web las tenemos a nuestra entera disposición y en miles y miles de versiones y formatos.
A medida que el tiempo y las épocas van sucediendo, generalmente se van desdibujando muchas de las historias de los autores intelectuales de esta herencia… no es una constante, pero como vivimos en un cotidiano acelerado y repleto de toda la información que deseamos, hemos ido perdiendo esa curiosidad por saber qué pasó con ellos, quiénes fueron, qué padecieron, cuáles fueron sus felicidades y tormentos que los llevaron a drenar a través de sus obras… a salvarse o sucumbir a sus sombras y dolores, y sobre todo, cómo y por qué decidieron transitar ese camino creador.
Bach y Haendel parcialmente ciegos por cataratas, Beethoven escuchando en su mundo interior toda su música, casi enloquecido por su sordera, Chopin atormentado por sus espectros y progresivamente víctima de la tuberculosis, Camille Claudel agotada y consumida por su devoción a Rodin, Van Gogh, Rachmaninof, Marguerite Yourcenar, como tantos otros titanes, superados por la depresión en un tiempo de sus vidas…
Todos canalizaron a través de sus obras, y nosotros, ahora, podríamos apreciar y amar mucho más cada una de ellas si buscamos en la historia a sus creadores.
Quienes ocupamos este tiempo y espacio aquí y ahora, tenemos todo este vasto legado a nuestra disposición para “volver la vista atrás” de vez en cuando, y conectarnos aunque sea por un breve instante con el tiempo y los espacios geográficos e históricos de estos personajes que dejaron su huella hasta el fin de los tiempos…Quizás así sabremos cómo las obras que estudiamos en el piano tienen su historia, su huella…
Esto es un gran viaje… Sigamos.