Todo el vasto Universo que está contenido en la variedad ilimitada de “Rhytmós”, tiene como base un metrónomo que palpita dentro de nosotros… nuestro metrónomo natural: el pulso de corazón.
Como esto es así, todas las manifestaciones artísticas y en nuestro caso, la Música, se gestan y viven en nuestro interior, y a partir de allí se comunican en todas sus formas, fieles a nuestro “pulso” vital.
Eso es la Polirritmia también.
Sólo se trata de cuadrar rítmicamente todas las figuras rítmicas para darle sentido y equilibrio a los sonidos, siguiendo nuestro pulso de corazón.
No moriremos en el intento… lo prometo.
Casi siempre frente a nuestro atril, aparecen estas figuras como un monstruo marino; lleno de puntillos, contratiempos, síncopas, silencios, grupettos, mordentes… sin hablar de la selva tenebrosa de sostenidos, doble sostenidos, bemoles, doble bemoles y demás horrores… y todos organizados en estas figuras que parecen bestias salvajes…salimos huyendo?… sip… o eso queremos.
Pero si estamos bien entrenados, sabremos que este monstruo es en realidad la más bella entre las bellas… una organización de sonidos, caracteres y símbolos en un tiempo continuado y un espacio de compases, que unidos, dan forma a una sublime obra musical…
Y cuando la trabajamos en nuestro instrumento, atravesamos y vencemos todo lo que hay en esa “selva”, la dominamos con nuestro pulso de corazón, la registramos en nuestro disco duro, la hacemos “nuestra”…
Seremos otros… más elevados… más sensibles…Más completos.
Seguimos en este viaje de exploración y descubrimientos…