No sólo para el piano; lo ideal es que todas las clases se planifiquen de antemano, y según la evaluación continua que se lleva de cada estudiante. Así, sin darnos cuenta, nuestro “archivo” (nuestro cerebro, nuestras memorias), va a establecer prioridades y a organizarse cada vez más de una manera lógica y cartesiana.
Además, vamos a adquirir otras destrezas puesto que, a medida que el tiempo pasa, necesitaremos reestructurar y renovar tanto nuestro material de apoyo como nuestros referentes, por lo cual nos veremos comprometidos a investigar para ir más allá de lo que se nos pide: dar una clase.
Ahora bien, ¿para qué y por qué hacemos esto?
Por una parte, conectarnos con todo el contexto de cada uno de nuestros estudiantes es esencial, para saber qué parte de nuestro aprendizaje debe ponerse progresivamente a su disposición, para que logre avanzar y crecer, y por esto sabremos con toda seguridad que no podemos cerrarnos a una sola tendencia, a una sola idea, la que aprendimos; tenemos la obligación de aperturarnos a nuevas técnicas y formas de conocimiento, y someternos a experimentación para aplicar aquello que nos funciona, y desechar aquello que ya no nos sirve.
Por otro lado, si trabajamos continua y sistemáticamente todo lo que es preparar a consciencia ese material que se va a compartir en un tiempo de clase, muy probablemente aparecerán más soluciones para aportar, pues ya estamos inmersos en esa corriente de información que fluye permanentemente.
Imaginemos que el tiempo que dedicamos en preparar una clase, es un espacio que destinamos para meditar y entrar en silencio; en el que nuestra mente aleja los pensamientos involuntarios que nos aquejan cada segundo, y hacemos que entre en el espacio donde se aloja la información que necesitamos para compartir y aportar soluciones. Sí existe dentro de nosotros. Sólo tenemos que intentarlo.
Las consecuencias de todo este esfuerzo?
Veremos en el tiempo el resultado: se habrá producido un cambio, no sólo en nosotros, sino en nuestros alumnos, y aprenderemos nuevas maneras de concebir y trabajar la música, y todo lo demás; seremos seres más abiertos, despiertos, y habremos dado el salto para convertirnos en buscadores.
Aprovechemos ahora para disciplinar y organizar la mente para encontrar soluciones y servir; este es uno de los principales objetivos que perseguimos cuando preparamos nuestras clases, y cuando preparamos nuestro día a día.
Sigamos nuestro viaje…